OCTUBRE 2003
Con el otoño ya plenamente establecido, la tierra ha recuperado su verdor. Las esperadas lluvias han hecho que, a finales de mes, el arroyo que bordea el prado en el que se encuentra el huerto volviera a correr. Su murmullo nos acompañará ya hasta comienzos del verano próximo. Por otra parte, los primeros fríos han terminado con las matas de judías verdes justo cuando nos acababan de proporcionar las últimas vainas de la temporada. Pero hay hortalizas algo más resistentes y, como se ve en la foto, las pequeñas coles de Bruselas han iniciado su formación en el tronco de sus matas. Es el primer año que las cultivamos y no sabemos cómo responderán a los fríos del lugar.
Los tupinambos o aguaturmas han comenzado a marchitarse. El mes que viene podremos desenterrar los primeros tubérculos. El ahuyentador de topos que instalamos el mes pasado en el centro del huerto será ubicado en la tabla de estos dulces manjares subterráneos ya que el año pasado fueron muy atacados por los roedores.
A pesar del abandono en el que tenemos el borde sur del huerto (plantas aromáticas y medicinales), nos sorprendió comprobar cómo la mata de perejil había prosperado, permitiéndonos cosechar unos buenos ramilletes de tallos.
Entre las labores otoñales de mantenimiento, hemos desmontado el entramado de cañas que hacían de tutores de los tomates y hemos cubierto la tabla de un grueso acolchado de hierba seca (como hicimos con la que tuvo el trigo) para proteger la tierra de los rigores del invierno.
Pocas cosas se van cosechando ya. Las lechugas de cortar, que hemos comenzado a plantar este año, han resultado bastante exitosas y, escalonando las siembras, todavía hay hojas para consumir en ensalada. Las zanahorias están aún pequeñas pero nuestra impaciencia nos ha llevado a arrancar de la tierra algunas de ellas. Eso sí, el sabor es excelente. Mientras, la última siembra que hicimos de esta umbelífera va por buen camino y cuando las de la foto se hayan acabado, las nuevas estarán listas. Lechugas y zanahorias (con sus distintas variedades) son buenos ejemplos de hortalizas que pueden cultivarse durante amplios periodos por lo que su siembra escalonada proporciona varias cosechas a lo largo del año.
