JULIO 2003

Estamos en pleno verano y la atención se centra, además de en ir cosechando algunas hortalizas, en el riego. En esta zona se alcanzan fácilmente los 40º C y el agua es fundamental para la subsistencia de los cultivos. El sistema automático que hemos instalado (una hora cada tres días) ha hecho que esta temporada las cosechas sean algo más abundantes. No obstante, el escaso tamaño de frutos y matas indica que sigue siendo insuficiente. El verano tan caluroso y seco que estamos teniendo este año, por otra parte, ha obligado a volver a regar árboles que sembramos hace tres y cuatro años (como una higuera) y que otros veranos pasaron sin agua.

Entre las labores típicas de esta época del año están la bina y la escarda. Si bien se suelen combinar en una única tarea, la primera consiste en una labor de azada superficial tendente a conservar la humedad del suelo y la segunda se centra en mantener a raya las hierbas.

Se continúan los tratamientos con insecticida vegetal (rotenona (ACTUALIZACIÓN: La rotenona ha sido prohibida al descubrirse efectos nocivos en la salud humana)) ya que a algunos insectos (orugas, pulgones...) les resultan muy sabrosas nuestras plantas y árboles. Las pulverizaciones se efectuan al caer el sol para que así tarde más en evaporarse el líquido y su acción sea más prolongada.

El maíz dulce se cosecha cuando los granos dejan de estar lechosos pero siguen estando tiernos. En ese momento los pelillos empiezan a marchitarse y las hojas que cubren la mazorca comienzan a amarillear. Se pueden consumir entonces, tras hervirlas en agua con sal, untadas con mantequilla.

Las tomateras no han alcanzado un porte elevado debido a la insuficiencia de agua pero han proporcionado una buena cantidad de tomates. De los mejores ejemplares conservaremos las semillas para sembrar el año que viene, aunque, dado que las que hemos usado esta temporada son compradas, con toda probabilidad serán híbridas y si se vuelven a sembrar no darán buen resultado. Estas solanáceas son muy sensibles a las enfermedades criptogámicas (causadas por hongos) contra las que se suele utilizar azufre o sulfato de cobre en polvo (permitidos en agricultura ecológica). Nosotros no hemos tenido que recurrir a esas curas ya que no se ha presentado el problema.

Al tiempo que recolectamos, continuamos sembrando otras hortalizas como coles, coles de bruselas, lechugas, judías... ya que la época de siembra de cada una varía según el mes y clima y algunas, incluso, se pueden sembrar durante un largo periodo de tiempo dando como resultado cosechas escalonadas. Por otra parte, vamos obteniendo semillas: en las matas de guisantes dejamos madurar y secar algunas vainas.

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